La bendición de ser padre
Tener hijos es una gran responsabilidad que te cambia la vida así que hay que considerarlo muy seriamente. Escoger el momento apropiado no es fácil, puede que la economía ayude, que tu pareja no sea la apropiada, que tu trabajo te absorba mucho tiempo, o que valoras mucho tu espacio personal. La realidad es que debes tener todo muy en cuenta, porque tu futuro hijo notará esas carencias. Aquí te contamos, en seis pasos, cómo saber si estás preparado para ser padre.
1) Para empezar debes saber reconocer si es el momento adecuado para hacerlo. Muchas parejas quieren esperar hasta que las condiciones sean ideales, es decir, cuando las condiciones profesionales, emocionales y económicas sean propicias. Pero hay que ser realista todo puede torcerse en cualquier instante, así que esperar que todo se alinee para tener hijos puede que no sea lo más consecuente.
2) Hay hombres que siempre han deseado ser padres, otros miran a los niños con cierta frialdad e incluso hay otros que ni siquiera se lo han planteado. Si tu interés por la paternidad es reciente, es posible que te preguntes si es lo que realmente deseas. También es verdad que, si ya tienes la vida construida, es decir, con un buen empleo, con una relación satisfactoria, un buen hogar, con aficiones, amistades… puede que sea complicado tomar la decisión porque un hijo lo cambia todo. Debes ser consciente de que un bebé te hará perder espontaneidad y libertad.
3) Es conveniente que hagas pros y contras para saber si es el momento de ser padre porque, a pesar de las penas, crear una vida tiene muchas satisfacciones también. La paternidad es una gran experiencia vital, pero tiene su lado negativo: noches sin poder dormir, ruido, falta de tiempo libre y una gran variedad de imprevistos que van a ponerte a prueba a todos los niveles. Pero con el paso del tiempo todo lo que te parece abrumador, será enriquecedor.
4) La paternidad va a suponer un trastorno en tu vida. Tu pareja se pasará 9 meses embarazada y sufrirá muchos cambios que tú también padecerás. Debes pensar si tienes algo de experiencia con niños y si ha sido agradable; si no te has sentido a gusto rodeado de ellos, puede que no sea el momento de tener hijos. Otro aspecto que debes tener muy en cuenta a la hora de saber si estás preparado para ser padre es que la paternidad va a afectar mucho a la vida en pareja por lo que si para ti, tu relación es prioritaria, puede que ser padre no sea lo tuyo. Cuando un niño llega, tiene muchas necesidades que pondrán en segundo plano la relación.
5) Si eres un hombre que disfruta mucho de su profesión, debes considerar muy seriamente que tener hijos es como un trabajo de 24 horas, por tanto, si tu carrera es estresante y exigente es posible que no tengas tiempo real ni energía para afrontar este cambio vital. Piensa en si podrías combinar tu trabajo y la paternidad. Aparte del trabajo, piensa en tu tiempo libre porque tendrás que adecuar tu vida social a la de tu hijo. ¿Lo ves posible? ¿O más bien la idea no te parece?
6) Por último, un punto clave para saber si estás preparado para ser padre es tener la estabilidad económica necesaria para afrontar esta experiencia. Los niños no vienen con un pan bajo el brazo, requieren muchas cosas para ser criados y todo esto, sin dinero, es imposible. Tendrás que planificar tu economía para ver si es factible, evalúa también tu situación económica para ver si estás preparado en este sentido para la paternidad (educacion.uncomo.com).
ESTUDIOS REALIZADOS EN Francia demuestran que la edad promedio para ser papá está alrededor de los 32 años, sin embargo, las últimas estadísticas arrojan que 1 de cada 10 bebés son hijos de padres mayores de 40 años, una cifra que ha aumentado un 18 % en comparación con otras décadas. Según médicos y psicólogos, los padres mayores de 60 años tienen menos tolerancia a las actividades físicas de sus hijos, a quienes perciben como hiperactivos. En los padres de más de 40 años la incidencia de autismo en sus hijos es seis veces mayor, al igual que los problemas de crecimiento (elpais.com).
Aunque existen características biológicas propias de cada sexo, éstas suelen verse también influidas por la propia cultura. Somos padres y madres, hombres y mujeres según lo que hemos aprendido de personas de nuestro propio sexo y del otro, principalmente de los padres. Por eso, cuando uno de los dos falta, es fundamental que la familia "extendida" (abuelos, tíos, padrinos) supla las necesidades de modelos de los niños. Hoy se tiende a una mayor igualdad en la educación de los hijos: se cuida por igual la seguridad física de niños y niñas, y se aspira a un desarrollo social e intelectual similar para ambos.
Esto resulta sumamente positivo porque si existe mucha rigidez en los roles pueden producirse visiones deformadas de la identidad o provocar que el niño no logre adaptarse a las características exigidas y se identifique con el sexo opuesto. En el otro extremo, obligar a los hijos a transgredir normas culturales, puede hacerlos sufrir. Por ejemplo, vestir a un niño de rosa o impedir a nuestra hija pequeña usar pendientes. En cualquier caso, si ambos nos mantenemos cerca de nuestros hijos desde el comienzo, les estaremos ayudando a crear una identidad completa.
Estas son algunas de las particularidades propias del padre, quien por su condición de varón, y por los roles que normalmente asumen en la familia y en la sociedad, suele proyectar en sus hijos. La comunicación, en algunos casos, es casi sin palabras. Se produce en el compartir un momento, sentir el apoyo, etc. Son vistos por los hijos como más distantes, claros y directos. Por eso, parecen autoritarios, lo que sería negativo, o más capaces de ejercer la autoridad, lo que es positivo. Con papá se habla menos, pero se suele hacer más, Interviene poco y lo hace para tomar decisiones, buscar soluciones prácticas a los problemas. Por ejemplo, si saca malas notas, lo castiga o le plantea un plan de estudio intenso (hacerfamilia.com).
MOTIVACIONES PARA DAR lo mejor como padre:
Comencé a tomar conciencia de mi paternidad hasta que mis hijas comenzaron a casarse. Luego nacieron los nietos y comprendí muchas cosas de las que me perdí lo cual me permite afirmar ahora que es falso que los nietos se quieran más que los hijos. En realidad, somos débiles ante los nietos porque deseamos reivindicarnos con los hijos, anhelamos ser reconocidos y aspiramos a ser valorados. Me queda claro que cada padre hace su mejor esfuerzo, sin embargo, nunca es suficiente. (el presente texto sintetiza mi participación en el encuentro sobre paternidad organizado por la Biblioteca Estatal Marte R Gómez que dirige Rosalba Villarreal.
Correo: amlogtz@gmail.com
Ambrocio López Gutiérrez
Periodista y Sociólogo.
Columnista en diversos medios electrónicos e impresos.
Redactor en el equipo de Prensa de la UAT.
Profesor de horario libre en la UAM de Ciencias, Educación y Humanidades.
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